El tratamiento no dura más de una sesión a no ser que el diente se haya necrosado y se haya infectado el hueso subyacente. En este caso, el tratamiento se realiza entre dos y tres sesiones.

Hoy día el tratamiento no es doloroso gracias a los anestésicos locales bastante eficaces y de larga duración.

Se puede hablar de tres partes o fases dentro de la endodoncia. La apertura en la que se elimina la caries y se accede a la cámara pulpar y a los conductos radiculares. La instrumentación en la que se eliminan y desinfectan los conductos con limas e irrigantes.
Y por último, el cierre. Los conductos se rellenan con material inerte para sellarlos.

Lo normal es que haya algunas molestias los primeros días sobre todo al masticar. El dolor se alivia en gran medida con la medicación prescrita por el facultativo.

Se recomienda masticar por el otro lado de la boca, sobre todo los alimentos duros. Respecto al cepillado se realizará de la misma manera que siempre incidiendo con el hilo dental en la pieza tratada.

Es muy importante que toda pieza endodonciada se la proteja con una corona ya que al perder el riego por parte del organismo la pieza se empieza a secar lo que acaba derivando en la rotura de la misma y de esta manera se consigue alargar de manera sustancial la vida de esa pieza.